miércoles, 29 de noviembre de 2023

EL AZUL EN LA BECA NO ES POR "CIENCIAS"

Procesión universitaria con los maceros adelante, los doctores de artes con capirotes azules, los de medicina con capirotes amarillo oro, los de leyes con capirotes rojos y los maestros en teología (en el Perú ese grado era equivalente al de doctor) con capirotes blancos.

Hace un tiempo supimos que hay gente que cree que nuestra beca es azul porque somos una tuna de "Ciencias" de la Comunicación. Esto es una idea equivocada. Como ya lo expusimos en ¿Azul o celeste? Las humanidades y ciencias sociales según los antiguos colores académicos del Perú, el azul era el color primigenio de la Facultad de Artes en el Perú, entiéndase artes liberales y filosofía. El celeste es una innovación de 1850 que solo afectó al protocolo universitario español, pues en esa fecha el Perú ya era independiente. Es por esto que las tunas españolas usan el celeste, para letras, y azul, para ciencias. Entre las tunas en el Perú algunos siguieron la tendencia española, pero nosotros reclamamos del olvido la tradición antigua peruana, y que es la misma en las universidades que no reformaron el color original de artes. Así, a humanidades y sociales les corresponde el azul; y a las ciencias básicas, el celeste.
 
Por Menotti, cancelario desde hace doce años de esta Muy Comunicóloga, Muy Turistóloga y Muy Psicóloga Tuna de las mismas especialidades mencionadas nueve palabras atrás. 
   

viernes, 4 de agosto de 2023

Cariños electorales


CARIÑOS ELECTORALES

Se dice que la tuna es hermandad,
pero pasan ironías en elecciones,
no se olvide la promesa entonces
de los votos jurados de humildad.

Muchos son profesos hermanos
probados en diversas relaciones,
van trasegando coplas y dolores,
deshermanados como candidatos.

Cuán triste natura sin favores
irradian aquestos hermanos,
por ir creyéndose entre amigos
unos aires de grandes señores.

Alégrese así el mester muy noble
celebremos muy juntos, hermanados,
para que miopes queden pasmados
ante una hermandad que no se doble.

Menotti Cancellarius

lunes, 26 de junio de 2023

BORRASCAS: LA MORALEJA QUE LOS TUNOS NO DEBEN SEGUIR

Este es un documento que hace años compartió conmigo Roberto Martínez del Río, el dueño del Museo Internacional del Estudiante y miembro de la Tuna de Medicina de Salamanca. Parece ser uno de los primeros ejemplos de cómic ¿verdad? En este caso tenemos una historieta moralizante que nos relata la vida del Estudiante Borrascas.

Veamos de qué trata la narrativa: desde que nació el muchacho era revoltoso, entró como aprendiz de barbero y terminó quemando y cortando a un cliente. Luego su padre lo envía a la Universidad Cervera. Ahí Borrascas se entrega a una vida de vagancia, llegando a crueldades tales como hervir el gato de una "patrona" (quizá la administradora de la residencia estudiantil) o tirarle carbón caliente al borrico de un aldeano para romper los jarrones de carga. A la chica que quería le robaba vino, también se metía en grescas y reprobaba cursos. Nada le importaba y salía a correr LA TUNA. Un día se enamoró de una muchacha que conoció en la iglesia llamada Luisa. La cortejó, pero el padre de ella no quería que se vieran.

El documento muestra a Borrascas "haciendo volar palomos" de un palomar. Podríamos entender que quizá siguió con el vandalismo o tal vez se consiguió un trabajo, aunque esto no queda claro, pero ¿a qué se refiere esa expresión? En el siglo XIX, y desde mucho antes, era común tener palomares; es decir, estructuras destinadas a la crianza de palomas para consumo humano. Algunos se construían en áreas rurales y otros en patios o techos de casas de ciudad. Siguiendo algunas de las ideas planteadas por Daniel Schávelzon (2021), es probable que el declive de esta actividad fue provocado por la mejora de otras aves de corral. La crianza de palomas era una actividad barata, pero significaba varios problemas de salubridad para una ciudad, como el contagio de parásitos, enfermedades y el mal olor que provocaba la concentración de estos animales. Entonces ¿lo que hacía Borrascas era un trabajo? El Edicto del Ayuntamiento de Palma de Mallorca sobre la limpieza pública del 8 de mayo de 1833 nos dice que, por lo menos, era una actividad molesta y penalizada:
"Por cuanto son continuas las quejas de los perjuicios que causan á los vecinos los sugetos que se divierten en hacer volar los palomos, por transitar por los tejados de sus casas y tirarles piedras continuamente; se previene á todos los que los tengan que á la primera denuncia que se haga de estos escesos á los Alcaldes de barrio, les exigirán estos la multa de tres libras y las harán encerrar los palomos".
Debido a esta actividad de riesgo, Borrascas resbala y cae del tejado al tratar de agarrar una paloma, quedando muy herido. Bajo estas circunstancias, sus amigos de la residencia estudiantil lo cuidan. Aquí puede apreciarse un destello de virtud, pues pudiendo quedar abandonado, sus compañeros asumen su cuidado fraternalmente. Es importante notar que hay una iniciativa para enderezar su vida y para no reprobar se pone a estudiar. Es así que empieza a trabajar poniendo enemas en el hospital, pero este ascenso por la escalera de la virtud queda truncado, pues vuelve a los malos pasos al vender polvos y pomadas como charlatán.

Cuando se le acaba el dinero, Borrascas empieza a escribir "memoriales", una actividad que consistía en escribirle pedidos a los santos de parte de los aldeanos, ya que él sabía escribir. El poco dinero que tenía lo "invirtió" en jugar al billar para poder comer. Entregado al vicio, se vuelve un apostador compulsivo y termina matando a alguien que trató de hacerle trampa. La policía arresta a Borrascas y lo mete al calabozo, quien por "temor a lo que le va a pasar" se lanza a una letrina de donde lo sacaron cadáver. Y así murió el Estudiante Borrascas. 

No sigan los malos ejemplos queridos hermanos. La tuna es un arte y aunque requiere disciplina para poder cantar, tocar y presentar bien, no significa que deban seguir los malos ejemplos de quien se entrega a una vida de excesos. Robar, no estudiar, faltar a la palabra, entregarse a un vicio... Estas cosas solo les harán daño. Un ejercicio positivo del arte de la tuna inculca valores fraternales, disciplina o prolijidad en el arte (enamorarse de lo que hace uno), humor, inteligencia e ingenio. Se necesita orden en la vida para que cada cosa tenga su propio lugar y medida, en suma, para que cumplan con su tuna y con sus estudios. Al ingresar a la universidad, no solo pasamos el umbral de la casa del conocimiento, sino el de la adultez. Un hombre, cualquiera que sea, debe cumplir con sus compromisos sobre los que empeñó su palabra de honor. Los primeros, al menos los relacionados a la vida universitaria, son siempre hacia las obligaciones de estudio. Los segundos, si se profesa el arte de la tuna, son hacia la fraternidad, muy especialmente si los estudiantes son becarios gracias a la tuna. Lo que aprendamos, lo replicaremos en nuestra vida.

Menotti Cancellarius 










sábado, 6 de mayo de 2023

Castelao, el tuno compostelano y la foto perdida

Foto Castelao 1
Fuente: museocastelao.org 
Para los que no saben: Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao fue un escritor, caricaturista y político gallego. Muchos conocemos la foto pixelada que hay en internet de Castelao con su traje de tuno compostelano. La original no está ubicada e incluso al preguntarle en 2015 a Benigno Amor Barreiro, actual presidente de la Asociación Cultural-Musical de Antiguos Tunos Compostelanos y Vicepresidente 3ro del Patronato del Museo de la Casa de la Troya, nos responde que también andaba en la búsqueda de aquél original. Esta es una foto elusiva que nadie escaneó bien para los internautas más curiosos, exigentes, para a esos sibaritas que gustan del arte tunantesco. Así sumergido andaba en mis distracciones, persiguiendo a la musa, cuando le toco al menos el dedo gordo de su delicado pie: ¿y si usamos la inteligencia artificial para reconstruir la foto?  

EL PROCESO DIGITAL 

Foto Castelao 3

Primero utilizamos Photoaid, de uso gratuito, para redimensionar la imagen sin perder la calidad. Llamaremos a este original Foto Castelao 1 y al resultado de este proceso lo llamaremos Foto Castelao 2. El logro fue el aumento de su tamaño y una muy ligera mejora de su definición. En el siguiente intento, llamado Foto Castelao 3, se pudo lograr una mejora en el rostro: los pómulos, nariz, frente, cejas, bigote y quijada están bien definidos. Lo mismo sucede con los ojos, especialmente el derecho que hasta muestra pequeñas arrugas, pero la mitad de sus lentes no termina de aparecer, a pesar de estar la sombra de la montura y reflejo del vidrio sobre el rostro. La inteligencia artificial falla en reconocer el resto del traje, suponemos que esto sucede al no tener suficientes datos para reconstruir la imagen: el bicornio se mezcla un poco con el cabello, los bordados o dibujos de la cinta del hombro permanecen sin definirse, la gola también se mantiene pixelada y las cuerdas de la guitarra aparecen repetidas o con un efecto de movimiento fuera del mástil y de la caja.

Foto Castelao 4
Un cuarto intento con Photoaid no produjo los resultados deseados, sin mayores cambios en un inicio y el quinto intento solo hizo que las partes más definidas parecieran más artificiales. Nuestro mejor resultado con este programa será entonces Foto Castelao 3 y desechamos el cuarto y quinto experimento. Esta tercera imagen la usaremos ahora en el programa Fotor, esperando que la AI pueda restaurar el traje. 

Lo que observamos en el resultado, Foto Castelao 4, es en general la eliminación de casi todo el ruido, el efecto lluvioso, salvo el que permanece cerca del rostro. No podríamos decir que este resultado sea mejor o peor que la Foto Castelao 3. En la sección del pecho, el manteo terciado que ya era distinguible en Foto Castelao 3 simplemente se aclara. En el mástil y caja de la guitarra permanece el efecto de movimiento y los dedos de la mano izquierda de Castelao han perdido toda similitud a unos dedos reales. En resumen el efecto que suaviza la imagen también le quita realismo, como si estuviera pintada. 

COMPARACIÓN DEL RESULTADO


De izquierda a derecha: foto de 1909, reconstrucción con IA, foto de 1912 y foto de 1921.

Ahora debemos hacer una evaluación del rostro reconstruido por la IA y compararlo con una foto de Castelao joven. Sabemos que él estudió medicina en la Universidad de Santiago de Compostela de 1903 a 1909, fechas en las que se habría unido a la Tuna Compostelana. Hemos encontrado en Wikipedia dos imágenes referenciales que se ajustan a ese espacio temporal. Una de 1909, publicada en Vida Gallega, 2-1909, en donde posa con Enrique Guerra. La segunda es de 1912, foto publicada en la revista Mundo Gráfico, número 30 del 22 de mayo de 1912. Agregamos una tercera, que está fechada durante la época de sus viajes por Europa. 

A primera impresión la imagen reconstruida presenta una nariz con la punta ligeramente abultada y alas más anchas aunque proporcionales respecto al rostro, pero en todas de Castelao joven la nariz es más prominente, con la raíz, dorso y punta más delgados y las asas más estrechas. En las tres fotos usa lentes de marco delgado, casi imperceptible, lo que recoge la IA con cierta dificultad. La línea capilar de la imagen reconstruida es similar a las tres, aunque los pómulos y cachetes interpretados por la IA tienen más volumen como la de 1921. Si solo comparáramos la reconstrucción con la foto de 1912 no encontraríamos similitud alguna. La foto de 1921 sí nos muestra un rostro algo entrado en carnes, más redondeado, pero la referencia de la imagen de 1909, especialmente porque en ella luce bigote, nos crea la sensación de que vamos encontrando un cierto parecido, a pesar que la IA nos deja una nariz respingona y algunos kilos demás. Claro, es posible también que la IA haya interpretado bien la imagen y la foto que se supone es de Castelao como tuno, realmente no sea Castelao. Pero esto es menos probable. Tocará buscar con más ganas la foto original.   

Para terminar, usaremos la aplicación Colorize para dotar a nuestro experimento de color. Y a ti, seguidor de Castelao y sibarita de la tuna ¿qué te parece? Nada mal para un par de horas de juego con aplicaciones gratuitas. 

Menotti Cancellarius   
 










jueves, 4 de mayo de 2023

LA BECA COMO ORGULLO COLEGIAL Y TUNANTESCO

Luis Salvador Carmona, 1756. Museo de Bellas Artes de Salamanca.
Foto: Santiago Abella
 
Hay una escultura, hecha por Luis Salvador Carmona en 1756, que me ha robado la imaginación. Es una escena mística que involucra una leyenda colegial y a un santo que en el Perú es muy querido: Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo. Es posible que quienes no estén familiarizados con esta insignia en la mayoría de países hispanoamericanos no puedan entender el orgullo que busca describir esta pieza de mármol tan ricamente tallada. Aquellos que estamos en una tuna sí podremos maravillarnos casi de manera inmediata. Después de todo, es la tuna de Hispanoamérica el vehículo cultural que en este lado del mundo ha rescatado del olvido aquellas tradiciones universitarias que se descontinuaron tras las independencias. 

La beca era la insignia más importante del uniforme de los colegiales, aquellos estudiantes y seminaristas que vivían en los colegios universitarios. Estas instituciones eran satélites a las universidades y servían generalmente como internado, pudiendo ser particulares o financiadas por la Corona. Los colegiales eran la élite estudiantil cumplían un riguroso horario y, a una determinada hora, marchaban hacia la universidad para recibir sus clases, aunque algunos colegios tenían el privilegio de poder impartir en sus claustros algunos cursos. El modelo colegial hispano no nace en España, sino en Bolonia con el Colegio de San Clemente de Bolonia o "de los Españoles", fundado en 1364 por el cardenal don Gil de Albornoz. Por inspiración a este se fundaron los colegios de la Universidad de Salamanca, mencionamos especialmente el antiguo y poderoso Colegio Mayor de San Bartolomé, que sobrepasó en fama al de Bolonia y se convirtió, junto a Salamanca, en el referente para las fundaciones posteriores, tanto en España como en ultramar. 

Santo Toribio vistiendo un jubón negro, camisa con
cuello de lechuguilla, una loba parda y, sobre el 
pecho, su beca con unos guantes blancos en el
pliegue, tal como lo estilaban los colegiales. Con
la mano izquierda sostiene un bonete negro de
cuatro picos. Fuente: internet.  
El uniforme de los colegiales para actos públicos comprendía de un traje talar sin mangas (llamado loba, opa o manto) y una beca. Creemos que esta prenda es una evolución del chaperón del Ducado de Borgoña que se puso de moda en el medioevo. Originalmente era una rosca forrada con un faldón que caía por la nuca y con otro de sus extremos tan largo que se cruzaba por encima del pecho, como un becco o pico; esta forma era llamada "a la italiana". Con el paso de los años los colegiales usarán bonetes y la rosca la dejarán caer a un lado del cuerpo, transformándose en un accesorio de adorno. Las becas podían ser de terciopelo, seda o paño fino de lana. Su color era elegido por los fundadores del respectivo colegio o seminario. 

La escultura fue hecha en Mármol de Yelves y es un bajo relieve del retablo de la capilla del Colegio de Oviedo de la Universidad de Salamanca (Rupérez Almajano, 2002), lugar en donde Santo Toribio estudió. La escena es de ensueño, un rapto místico que exalta la decisión de Santo Toribio de no abandonar sus estudios para internarse en la orden cisterciense. Tal como lo podemos leer en la leyenda que nos relata Nicolás Antonio Guerrero Martínez Rubio, en El phenix de las becas, Santo Toribio Alphonso Mogrobejo (1728).          

Ya sabeis es tradicion en mi Colegio dudó Toribio el mantenerse en él, y aquel estado, apareciósele la gran Reyna del Cielo, acompañada de San Bernardo, y poniéndole mi celeste Beca sobre sus ombros, le dixo la gran Señora: En este estado agradas á mi Hijo.
Pliego de cordel (1860) British Library. 

Efectivamente, en la escultura se aprecia a un Toribio en éxtasis con su cabeza radiante, sobre una nube que lo suspende por encima del suelo a pesar de estar arrodillado. De las alturas la Virgen María y San Bernardo de Claraval agarran, cada uno, los extremos de la beca; este último sosteniéndola del faldón y mostrando la generosa rosca. Hay por lo menos tres ángeles (putti) que sirven en la escena, mientras Toribio se toca el pecho becado con el doblez derecho por encima del izquierdo. El Santo además viste la loba u opa sin mangas y lo que parece ser un manteo (capa larga) sin cuello. 

En la tuna, la imposición de la beca significa el paso de ser pardillo (o novato) a ser un tuno, es decir un miembro con plenos derechos y responsabilidades. A esta acción se le llama coloquialmente "bautizo", pero no es un sacramento religioso, mas bien es bastante profano. Antes del bautizo algunas tunas acostumbran a fuentear a sus novatos (o sea echarlos a una fuente local), que es un vejamen previo al reconocimiento fraternal de su veteranía en el grupo. Esta práctica está más difundida en España, aunque la Tuna de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid acostumbra a celebrar unas ceremonias llamadas Convinium (un juego de palabras del latín convivium). A esta ceremonia atienden algunas autoridades de la facultad además de los invitados de quién será ascendido. Durante el ritual se recita un juramento que deriva de "Diálogo entre dos tunantes", una obra bufa de fines del siglo XVIII. Si en el resto del mundo el padrino elegido por el pardillo es quien le pone la beca, en la Tuna de Derecho Complutense, quien tiene ese privilegio es la madrina elegida por el novato. Esta particularidad es interesante, pues acá se hace un paréntesis sobre la tradición académica para entrar en un simbolismo de caballería. Supongo que el o los que diseñaron el ceremonial tuvieron en cuenta que en "Diálogo entre dos tunantes" se hace una fuerte referencia al acto de armarse caballero, para el caso sería "armarse a la tunantesca", imponiéndosele los atuendos y herramientas necesarios para su oficio, o en palabras de Emilio de la Cruz, del Mester de Tunería. 

Don Quijote armado caballero de David Jerome, 1650 - 1652, Paris.
Fuente: Biblioteca Nacional de España 
En "Diálogo entre dos tunantes", cuando se habla del Quijote, hay una sobre posición de tradiciones que originalmente no tienen relación. Por un lado la académica, pues la obra trata "Sobre las preeminencias, grados y recibimientos que tienen dichos tunos" haciendo remedo de los grados universitarios y, por el otro, replica la caricatura que es la ceremonia del Quijote al ser armado caballero: en lugar de estar en un palacio o castillo, está en una venta; en lugar de jurar ante un rey o señor caballero, se arrodilla frente al dueño de la posada; y en lugar de ser ayudado por doncellas nobles, le asisten colocándole las espuelas dos prostitutas. La ceremonia del llamado "ingenio jesuita" es la trasfiguración simbólica del iniciado en la vida tunantesca al arrodillarse y recibir los hábitos de su nueva forma de vida, la tuna, en su sentido antiguo de picaresca vagante y delictiva.

En este punto es obligado aclarar que las damas que amadrinan a un tuno en el mencionado Convinium (o en cualquier otra ceremonia de una tuna) puedan ser comparadas a las mujeres de la venta del Quijote. A diferencia de la ficción de "Diálogo entre dos tunantes" en donde la narrativa es cómica, cruda e inmoral; el Convinium está romantizado y, aunque históricamente las partidas prohibían a las mujeres, incluso reinas, oficiar las ceremonias de armado de caballeros; en el caso de Inglaterra esto no es así hasta la fecha, por recordar un ejemplo próximo. Tal vez por eso el pintor Edmund Blair Leighton compuso el óleo sobre tela El espaldarazo (1901), con una idealizada princesa dando el golpe simbólico a un joven caballero. Por otro lado, si la propia Virgen le impuso la beca a Santo Toribio, no ha de ser menos honra recibir la beca de manos de una mujer digna o amada.  

Francis Drake armado caballero por la reina Isabel I en 1581. Autor: anónimo. (c. 1923). 
Las imágenes idealizadas de este episodio retratan a la reina dando el espaldarazo, pero en
realidad el embajador de España, Bernardino de Mendoza, reportó que ella le autorizó a
Monsieur de Marchaumont, un diplomático francés, a que realice la ceremonia por ella,
alcanzándole la espada. (Kendal. P, 2022)    
Debe añadirse que parte del rito de armarse caballero es la vigía de las armas, que de cierta forma algunas tunas repiten con sus pardillos cuando el día de la ceremonia se les ordenan distintas novatadas para probar su paciencia y carácter previos al bautizo. Otra parte de la tradición del ceremonial caballeresco son los lavados rituales para la limpieza del cuerpo y del alma, que en la tuna se repiten de alguna manera con el previo fuenteo de novatos que ya referimos. Por el lado académico, recordemos que en su ceremonia al doctorando de las antiguas universidades hispanas se le daba el anillo para desposar a la ciencia, el libro abierto y cerrado para sentenciar, el sombrero con la borla que corona el florecimiento de su intelecto, y una espada y espuelas que son vestigio del ceremonial de caballería y la militancia simbólica en la defensa de las ciencias.   

¿Entonces todo esto es una broma que no toma en serio la emoción del bautizo de tunos? No lo creemos así. Ese no es el espíritu. Las comedias y sainetes involucran el serio compromiso de sus actores. Sea ante una fuente o en un ritual dentro de la universidad o donde sea que cada tuna elija hacer su ceremonia, es en la solemnidad de la ocasión que se descubre la belleza del arte de la tuna y su fin principal: la conservación y repetición de sus tradiciones. En ese momento, un joven novato recibe sobre sus hombros la beca de su tuna de la mano de alguien especial y es armado con las ciencias desusadas que el ingenio es capaz de urdir y la experiencia consolidar. Es una exaltación símil a la de Santo Toribio que sucede seguido en la tunantesca y que en el mundo real no significa nada, salvo en un lugar de nuestro corazón. 

Menotti Cancellarius      

Título: Tradición nocturna. Técnica: óleo sobre lienzo, medidas: 120 cm x 160 cm. Autor: Tuno Corcho (Tuna de la Universidad Nacional del Altiplano - Puno).




 

    
   

viernes, 21 de abril de 2023

ESTUDIANTES TUNOS EN LA VALENCIA DEL SIGLO XVIII

Hace bastante tiempo leímos una cita histórica en el sitio web de la Tuna de Derecho de Valencia que hablaba de una referencia a estudiantes tunos valencianos en el siglo XVIII. Este sitio web ya no existe, pero encontramos en línea el siguiente texto:

Los primeros datos que se poseen de la Tuna de Derecho de Valencia son del año 1776, en un documento del Archivo Real del Reino que dice: “…que la Audiencia informe sobre los estudiantes tunos de leyes que hay en la Universidad, con el fin de evitar disturbios”. (ARV Real Acuerdo, Año 1776, Folio 63, Libro 71). Se solicita una lista de los tunos de derecho que hay en la Universidad de Valencia, a consecuencia de un alboroto estudiantil, para ver si estaban éstos presentes. Es curioso cómo la historia se repite.

(Mg Tuna De Derecho De Valencia, unaplauso.com)

La fuente original estaría entonces en el Archivo Real de Valencia, sección del Real Acuerdo del año de 1776, etc. Según la Conselleria d'Educació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana, el Real Acuerdo representaba al rey y a sus Consejos en Valencia, pero la documentación que hay no tiene carácter judicial sino administrativo y de gobierno. En las actas encuadernadas se tienen las órdenes de la Corte, las consultas hechas, los nombramientos de funcionarios y disposiciones que eran de su incumbencia en educación, salud pública, gremios, fiestas, etc.  

Al revisar los documentos originales podemos observar que el texto que la Tuna de Derecho de Valencia reprodujo no era una cita literal. Por lo tanto, procederemos a reproducir la sección del documento respetando la ortografía de la época.

En dicho día: Vista en el otra Carta Orden del Consejo, su fecha treinta de Abril proximo, firmada por Dn. Pedro Escolano de Arsueta su Escribano de Camara y Gobierno y dirigida a S.E. por la que en vista del difuso Expediente suscitado en el mismo, con motivo de varios disturbios, parcialidades y abusos, que agitan el Cuerpo Academico de la Universidad de esta Ciudad dimanado todo de la division de Escuelas en la facultad de Theología: Y teniendo presente el informe hecho por esta Audiencia se aprueban /  entre otras cosas las Providencias tornadas por la Sala del Crimen:

Y se manda que oyendo a esta, a los dos Fiscales de S.M. al Rector, diputados de la Universidad, cathedraticos y demas personas que puedan darle noticia, se instruya del numero de Estudiantes Tunos que ay en esta Ciudad, dando las Providencias convenientes para que se apliquen al oficio o destino que les sea util, con lo demas que en la misma se previene: Se acordó su obedecimiento, y cumplimiento, y que se passe a los Señores Fiscales y una copia authentica de ella a la Real Sala del Crimen=

(Generalitat Valenciana, catálogo on line SAVEX)

Lo primero que llama la atención es que entendemos que se toman disposiciones sobre disturbios que hay en la Universidad, precisamente en la Facultad de Teología, no en la de Leyes.

Segundo, dice que el conflicto proviene de la división de escuelas en la Facultad de Teología. Probablemente estén refiriéndose a una disputa académica que se salió de control, quizá una oposición de cátedra; es decir, un concurso a una plaza para enseñar en el que los oponentes con seguridad tenían sus partidarios. Otro indicio de que se trata de algún tipo de oposición o concurso es que se habla de parcialidades. Tal vez lo que ocasionó el alboroto fue alguna parcialización en juzgar algo que trajo como consecuencia el disturbio, implicando a toda la comunidad académica pues ya vemos que se recogerá informes del mismo rector y los diputados de la Universidad.

Tercero, la mención de buscar saber cuántos “Estudiantes Tunos” había podría llevarnos a pensar que las autoridades creían que los principales azuzadores eran los estudiantes ligados al lúmpen estudiantil, a los vagabundos que se organizaban para encabezar el desorden. ¿Por qué entonces no tuvieron mano dura y por qué tomaron acciones tan benévolas como darles solo “las Providencias convenientes para que se apliquen al oficio o destino que les sea util”? Tal vez porque no hubo crímenes de sangre que prevalezcan por encima de la jurisdicción universitaria y siendo que los disturbios implicaban informaciones por parte de las autoridades de la Universidad, creyeron mejor darles la orden de que los dichos tunos vuelvan a lo suyo sin mayor consecuencia. Otra interpretación sería que quienes debían aplicarse al oficio o destino que les sea útil eran las autoridades. 

Estas son solo unas hipótesis bastante primarias que derivamos del texto, aunque nos falta mucha información.  

Menotti Cancellarius 

viernes, 7 de abril de 2023

UN VISTAZO A LA GOLIARDÍA


La goliardía es una tradición universitaria italiana que tiene como ideal la hermandad y evocar las picardías estudiantiles históricas. Como la tuna, en el mundo hispanoparlante, la goliardía es iniciática y pícara destacando por su comportamiento lúdico anclado en una actitud contestataria. Reta la norma amparada en la libertad de pensamiento, por un lado, y en la tolerancia, por el otro; pero todo en el marco de la tradición, algo que es en sí una paradoja.

Los goliardos modernos tienen una tradición que es contada de generación en generación, del antiguo al más nuevo. Muchas veces esta oralidad no tiene rigor histórico, pero cumple con su función de darle a los miembros un acervo cultural importante que fortalece una identidad definida. No obstante esta tradición oral, que puede ser imprecisa, revisaremos muy sumariamente algunos conceptos históricos sobre los goliardos.  

LA TRADICIÓN SOBRE SU ORIGEN 

Fuente: internet 

El código canónico medieval llamaba clerici vagantes o clero vagabundo, a aquellos clérigos que iban errantes sin afiliarse (o desertando) a una iglesia determinada, sea por no tener oficio o porque eran estudiantes y profesores que iban de lugar en lugar en búsqueda de nuevos conocimientos. Debido a esta vida sin ataduras se decía de ellos que estaban entregados a los placeres de la carne. Según Albert Hauck, en los siglos V y VI se tomaron severas medidas contra ellos «como cuando el Concilio de Calcedonia prohibió la ordenación sin designación a una iglesia específica, o cuando el Concilio de Valencia (¿524?) amenazó a los vagabundos con la excomunión, pena extendida por el Sínodo de Arles (524) a quienes les dieran cobijo». A pesar de estas medidas, los clérigos errantes no desaparecieron y peor aún se reforzó su leyenda, muy especialmente al aparecer de manera anónima la llamada poesía goliárdica.  

Hasta esta fecha, se mantiene el misterio sobre el origen etimológico de la palabra «goliardo». Para unos proviene del francés antiguo gouliard, que significaría: clérigo de vida irregular. Esto concuerda con la opinión de Hauck, quien señala el surgimiento de los goliardos como un fenómeno en el norte de Francia que luego se trasladó hacia Inglaterra y Alemania. En la Encyclopædia Britannica (1911) se menciona que muchos académicos aceptan la hipótesis de Max Büdinger (1854) que plantea la trascendencia de la palabra «goliardo»  por la carta que San Bernardo de Claraval le escribió al papa Inocencio II, en la que despectivamente llama «Goliat» (Golias, en el texto original escrito en latín)  al famoso académico Pedro Abelardo: «Avanza Goliat con su descomunal cuerpo, armado con aquellos fastuosos atuendos bélicos, precedido por su escudero Armando de Brecia (…) y a mí, al más pequeño de todos me reta a singular combate» (Casquero, 1997). Es claro que el Santo desea retratarse a sí mismo como el siervo de Dios que está en batalla contra un monstruoso gigante herético y, de paso, se entiende que los seguidores de Abelardo son unos filisteos. 

La gula se asocia a las palabras Goliat y Goliardo, como lo señala Ana Arranz Guzmán (2012) al citar a Giraldo de Cambrai quien dijo en 1220 «hubo un parásito de nombre Golias, famosísimo por su gula y su glotonería que muy bien podría llamarse Gulias, entregado como estaba a la gula y a la crápula en todo momento, pese a ser bastante buen literato… Este a menudo y en abundancia, vomitó contra el Papa y la curia romana poesías que alcanzaron fama, tanto métricas como rítmicas, con no menos impudencia que imprudencia». Se asume que este tal «Golías» era un personaje imaginario, convirtiéndose en un mítico patrón de los vagabundos.

Los historiadores consideran que los goliardos aportaron al desarrollo de la literatura medieval, en el renacimiento del siglo XII. Como referencia tenemos la Carmina Burana el códex del mismo nombre con la letra de poemas goliárdicos medievales dedicados al vino, el amor erótico y a la fortuna.

LA GOLIARDÍA ITALIANA DE HOY

El octavo centenario de la fundación de la Universidad de Bolonia.
La ceremonia tuvo lugar en el patio del Archiginnasio, el edificio 
que la Universidad ocupó de 1863 a 1803. Se puede ver a Carducci
dando el discurso principal. La familia real está bajo el dosel.
Fuente: 
Marco.cavina en igem.org 

Las actuales goliardías tienen su origen a finales del siglo XIX en Italia. El literato e intelectual Giosuè Carducci organizó las celebraciones por el octavo centenario de la fundación de la Universidad de Bolonia, llamándolo oficialmente Congreso Nacional e Internacional de Estudiantes Universitarios. Este evento tuvo una relevancia internacional importante por tratarse del aniversario de la universidad más antigua del mundo y convocó a varias asociaciones estudiantiles que resaltaron por sus tradiciones, entre ellas la alemana que había impresionado mucho a Carducci durante su visita a ese país en 1886. Es así que se le atribuye a Carducci el impulso y creación de la goliardía moderna en Italia, aunque previos a estos años ya habían noticias de estudiantes que realizaban actividades consideradas goliárdicas. Esta celebración en Bolonia también produjo la creación de los Faluchards que trasladaron la tradición a Francia. 

Con la toma del poder del partido fascista, en 1927, se crearon los grupos universitarios del régimen que suprimieron las asociaciones estudiantiles como una medida de control social y hasta prohibieron el gorro goliárdico o falucho. En el periodo de la postguerra, especialmente entre las décadas del 50 y 60, las goliardías se reorganizaron espontáneamente adoptando insignias extravagantes y títulos bufos que se mantienen al día de hoy.     

ESTRUCTURAS Y COSTUMBRES

Goliardos en el Aula Magna de Santa Lucía de la Universidad de Bolonia.
Fuente: Facebook de Goliardia Bologna - Il Fittone
 

La goliardía se organiza por ordenes menores o vasallas en una ciudad (en Pisa son llamadas balle; en Pádua, academias u ordenes; en Torino, vole; etc.). Estas unidades tienen un jefe propio y se encargan de formar a los novatos, estando la membresía abierta para uno o ambos sexos. Las ordenes vasallas se someten a la jurisdicción de una orden superior que rige a toda la goliardía de la ciudad y que elige a sus miembros de entre las primeras. Al jefe de esta orden superior se le conoce como Jefe de la Ciudad o Soberano. Las ordenes menores suelen elegir nombres bufos, así tenemos a La Plácida Orden de la Vaca Estupefacta, vasalla de la orden superior de Florencia llamada Soberana y Encomiable Orden Goliárdica de San Salvi; o la menor Draconis Refulgentis Aurimantati Goliardicus Ordo (DRAGO) que es vasalla de la Goliardicus Ordo Solis Orientis de la Universidad de Trieste. Se da el caso que las ordenes superiores pueden tener varias ordenes vasallas. En el caso de la de Trieste, hay diez.  

La estructura jerárquica de las ordenes no es democrática y lo contrario es visto como ajeno a la tradición goliárdica. Cada jefe gobierna como monarca absoluto, pero se apoya en vice jefes (príncipes regentes, según la tradición Pisana), jefes de las ordenes vasallas (o priores) y otros «ministros» que velan por el funcionamiento de la goliardía. El jefe necesita del apoyo de un «senado» que vela por el cumplimiento de sus estatutos y está compuesto por ex jefes, ex príncipes y ex ministros. El Soberano de la Ciudad tiene poderes casi absolutos respecto a las ordenes de la jurisdicción.

Invitación a la ceremonia de abdicación del Gran Cuerno, soberano de la Plácida
Orden de la Vaca Estupefacta.
Fuente: facebook.com/placidoordinedellavaccastupefatta
La soberanía goliárdica se expresa en el privilegio que tiene un jefe de empezar a entonar el Gaudeamus Igitur, según el territorio dominado, debiendo los demás acompañar al soberano. El cargo de Jefe de la Orden puede pasarse por sucesión designada o ceremonia de abdicación (ejemplo), elección por miembros calificados (senados) o en casos raros por un golpe de Estado llamado fronda, que parte de un miembro retando el privilegio del soberano a entonar el Gaudeamus. Si este es acompañado por una mayoría de miembros calificados, o de prestigio, la fronda habrá tenido éxito en deslegitimar al jefe retado; pero cuando no tiene éxito los miembros pueden «fuentear» o echar al golpista a una fuente de la ciudad. 

Cada Jefe o Soberano de Ciudad tiene un nombre particular, según la tradición local: Bolonia, Magnus Magister; Pisa, Gran Torreone; Florencia, Sovrano Gran Maestro, Milán, Golia; Nápoles, Lupo Mannaro (hombre lobo); Padua, Tribuno; Turín, Pontifex; Perugia, Gripho Triumphans; etc. Lo mismo sucede con cada jefe de las órdenes vasallas, como por ejemplo: «Gran Cuerno» (en La Plácida Órden de la Vaca Estupefacta). 

LAS MARCAS DE IDENTIDAD

Orsinas boloñesas expuestas por el Museo del Estudiante Europeo. La muestra fue
curada por Gian Paolo Brizzi, director del Archivo Histórico de la Universida de Bolonia
y Paola Dessì en 2006. Fuente: archiviostorico.unibo.it

El primer sombrero estudiantil decimonónico fue una boina pequeña llamada orsina que se originó como obsequio para los asistentes e invitados durante las celebraciones de 1888 en Bolonia, tomando inspiración en los solideos que los estudiantes medievales usaban en relieves e iconografías. El modelo también cubría las orejas, pero se estilaba levantar esta parte hacia arriba para dejarlas descubiertas como se observa en el Acta Nationis Germanicae Universitatis Bononiensis. Este modelo de gorra no iba a durar mucho. El sombrero que es ahora clásico entre los goliardos se llama falucho o, en italiano, feluca que deriva su normbre de la náutica por su parecido a la embarcación del mismo nombre. Una publicación llamada Il Berretto del 17 de febrero de 1889 de Padua prueba que en ese año, y quizá desde antes, ya se usaba esta prenda. La publicación muestra un grabado con estudiantes portando faluchos y una cabeza de buey enfaluchada. Al parecer los paduanos terminaron por imponer con los años este modelo.   

Los colores de los faluchos siguen la tradición académica italiana: blanco, letras; negro, ingeniería o arquitectura; rojo, medicina; verde, ciencias; azul, derecho; granate, farmacia; etc., no obstante, hay pequeñas variaciones por universidad sobre esta generalidad. No hemos podido establecer la antigüedad de esta tradición, al contrario de la hispana que data, por lo menos, del siglo XVI.

Felucas o faluchos de distintas facultades. Fuente: lacassa.com 

Las ordenes goliárdicas de Siena y Pisa, como se observa en la entrevista del video, le cortan la punta del sombrero de fieltro en una medida de cuatro dedos como recuerdo de los estudiantes que combatieron en la Batalla de Curtatone y Montanara: según la leyenda, el 29 de mayo de 1848 durante la primera guerra de la independencia, un batallón universitario con faluchos le cortaron la punta a sus sombreros  para tener mejor puntería con el fusil. El Sovranus ac Venerabilis Ordo Torrionis, la orden regente de la Universidad de Pisa, cuenta que participaron en esa batalla 389 goliardos pisanos.

Entre los goliardos en general, y especialmente entre los que no tienen cargos, se establece la antigüedad como jerarquía entre ellos. Esta antigüedad va casi de manera paralela a la antigüedad universitaria, que a su vez, se evidencia por las bolli, palabra que etimológicamente proviene del latín bulla. Esta costumbre para establecer la antigüedad se desprende de los sellos de las matrículas que los estudiantes llevaban por cada año universitario. Cuando un Matriculante va a jurar su ingreso a la familia goliárdica, se le entrega un papiro al que se colocaba una marca da Bollo, o sello fiscal, de una lira o menos. Este sello luego es perforado por la quemadura de un cigarrillo, y es esta marca llamada Bula. En adelante estos huecos, sin el sello fiscal, se siguen añadiendo al papiro según los años de antigüedad goliárdica.  

Bula o papiro goliárdico sellado con la marca da bollo
y las bulas, o agujeros, quemados en el documento.
Cada papiro tiene un diseño único a pesar de seguir
algunas pautas tradicionales establecidas en los
códigos de leyes de la goliardía. Fuente: Archivo
Histórico de la Universidad de Bolonia

Las antiguas bulas eran sellos y también eran documentos. Entonces, una bolla goliárdica no es solo un sello, sino un pergamino con variados diseños que son emitidos y firmados por autoridades goliárdicas de los que se desprende la voluntad de las asambleas de la goliardía. Los soberanos de la ciudad siempre tienen N+1, es decir siempre tendrán un número más de bulas que cualquiera que esté presente y sus vice soberanos tienen N+1 -1, señalando el mismo privilegio, pero siempre una menos que el soberano de la ciudad.

Según el Corpus Iuris Goliae Tertium Millennium del VIII° del Prinx Guido Ciambellotti, las bulas deben estar hechas sobre un papiro, bien ilustradas y escritas en lengua goliárdica medieval o latín macarrónico. Estos documentos pueden intitularse: bulas de nombramiento para un cargo, bulas de delegación, bulas de invitación a una cena, baile o evento goliárdico, bulas para cumplir una empresa, bulas de reto entre órdenes, bulas de reto entre goliardos, bulas de rescate, bulas de sentencia, bulas de infamia, bulas de atestación que certifica que una obra artística o empresa fueron hechas según el espíritu goliárdico, bulas de laurea, copias de bulas para archivar.   

El portal Foggia Citta Aperta reproduce una información que hemos visto en varios sitios digitales, pero de la que no hemos podido encontrar la fuente original. Esta información la hemos contrastado con De lo Pontefice Massimo-Roma de la goliardía romana, la Raccolta di leggi  della Goliardía Italiana (Guido Ciambellotti, ¿2005?) y con el Códice Morandini (Padua, 1946), que es el primer reglamento goliárdico impreso. Los goliardos tienen los siguientes títulos según sus bulas o bolli que han ganado y, dependiendo de su número, pueden colocar diferentes adornos en sus faluchos: 

Fuente: bologna.repubblica.it
1 bula - Fetentissima e Putridissima Matricola, o Fetidísimo y Podridísimo Matriculante: este es el título del estudiante del primer año y como novicio no podrá poner nada en su falucho salvo el escudo de su ciudad, la orden a la que pertenece y, en algunos casos, podrá mantener el lirio que está delineado con una cuerda dorada que viene con el sombrero cuando está nuevo.

2 bulas - Famelico ma Tollerato Fagiolo, o Famélico y Tolerado Frejol: este es el título de los estudiantes de segundo año y bajo esta condición el goliardo puede colocar en su falucho no más de siete adornos, siempre que no sean colgantes. Por eso no pueden colocarse ni borlas y menos colocarle el cordón que va a los lados para sostener el falucho.

3 bulas - Aurea (o Gloriosa) Colonna, o Áurea o Gloriosa Columna: según se entiende este es el estudiante del tercer año. En el Códice Morandini no hemos leído su inclusión, pero sí es mencionado en el juramento de investidura de matriculantes. Con este título el goliardo puede colocar en su falucho cualquier adorno, siempre que no sean más de siete elementos.

4 bulas - Nobile (o Magnifico) Anziano, Noble (o Magnífico) Anciano: Este es el cursante del cuarto año. A partir de este grado el goliardo podrá adornar su sombrero con cualquier tipo de objeto.   

5 bulas - Divinissimo Laureando, o Divinísimo Laureado: el goliardo tendrá el privilegio de poner una franja dorada en un lado de su falucho.

Faluchos con diferentes adornos. Fuente: bolognatoday.it.  

6 bulas - Sidereo Fuoricorso, o Fuera de Curso Sideral: el goliardo podrá colocar una franja dorada en ambos lados de su sombrero. 

Todos estos adornos, incluído el falucho, deben de ser regalos o pueden ser donaciones que rememoren una actividad goliárdica o académica. Además de los faluchos, los goliardos también usan capas, placas (medallas), camisas para novatos, etc. que tienen significados diversos y que varios dejan verse desgastados porque dicen que cada mancha o remiendo es un recuerdo. Debemos resaltar que en italiano capa se dice mantello, traducible también como manteo. Sin embargo, la capa que usualmente usan las tunas modernas de tradición hispánica son más parecidas al antiguo ferreruelo, una capa corta más asociada a la vestimenta formal del siglo XVI, perfecta para caballeros que usaban una espada ropera y que se podía vestir sobre el hombro derecho para amarrarla cruzada bajo el izquierdo. En el ámbito universitario, al menos en el de la Universidad de San Marcos de Lima, el ferreruelo se le permitía usar a los estudiantes casados. En italiano, el ferraiòlo era la amplia capa ritual de cardenales, obispos o sacerdotes, que reconocemos como manteo y que fue también parte de la típica vestimenta de los estudiantes de la tradición hispana. Volviendo al mantello goliárdico, podemos apreciar que su confección y modo de usarla es más similar al legendario manteo estudiantil hispano, que lo que puedan ser las capas de las tunas de hoy.       

LA FIESTA DEL MATRICULANTE

Fiesta del Matriculante en Bolonia. Fuente: bolognatoday.it 
En Bolonia, y en otras ciudades con sus distintas diferencias de costumbres, se estila celebrar la Fiesta del Matriculante que es una actividad que empieza con la liberación de los estudiantes de primer año de las aulas. El día elegido empieza en un café, se toma el desayuno y, en caso de los boloñeses, se grita «el rector paga mucho».  Luego se va a las escuelas para ingresar con silbatos y cánticos a las aulas con la intención de liberar a los estudiantes a pesar de algunas protestas de los profesores. Luego se hace una procesión por las calles que al llegar a un punto de la ciudad se procede a regalar los faluchos, acomodándolos según la tradición local. Hasta hace unas décadas la Fiesta del Matriculante era un evento social y masivo con desfile incluido como si fuera un carnaval celebrado en cada ciudad universitaria involucrando a estudiantes, profesores y autoridades académicas.  

LA INVESTIDURA DE MATRICULANTES

Fuente: Facebook de Goliardia Bologna - Il Fittone


Hay muchas otras actividades de los goliardos como las disputas dialécticas en parodia que sostienen, el montaje de sainetes y pequeñas obras teatrales, la organización de desfiles burlescos, etc.; pero no buscamos extendernos más. Estas son solo unas breves palabras sobre una tradición muy interesante. Cerramos entonces con la ceremonia de investidura de los matriculantes. Las reglas goliárdicas suelen dejar libertad sobre cómo han de organizarse en detalle, pero el Código Morandini registra una fórmula mínima aceptada: el matriculante se arrodilla frente al soberano de su orden, se le corta un mechón de cabello y se le mete un poco de sal en la boca recitando la frase «accipe salis sapientiae...» (acepta la sal de la sabiduría). A este gesto algunos añaden «...et pepis argutiae» (y la pimienta de la argucia). El falucho deberá de mantenerse boca arriba, y justo debajo la cabeza inclinada del novato, para que reciba el vino que se le va a rociar y que deberá de beber después porque «no se desperdicia el jugo de Baco». Al verter el líquido se dice «et vinum veritatis» (y el vino de la verdad) y, llegado el momento, el birrete goliárdico voverá a ser impuesto por el soberano de la orden quien pronunciará la siguiente fórmula: «In nomine Bacci, Tabacci Venerisque semper bonae nos Siderei Extracursus, Divinissimi Laureandissimi, Divini Laureandi, Colendae Columnae, Faseoli Famelici et Flatulentissimi sed necessari TE ....... in magnam familiam goliardicam accipimus» (En nombre de Baco, el Tabaco y Venus siempre buena; nosotros, los Fuera de Curso Siderales, Divinísimos Laureadísimos, Divinos Laureantes, Cultísimas Columnas, Famélicos y Flatulentísimos -aunque necesarios- Frejoles, te aceptamos .............. en la gran familia goliárdica). Tras el abrazo fraternal, todos los presentes entonan la canción la Vispa Teresa que es originalmente una poesía para niños de Luigi Sailer (1865), pero que los goliardos han cambiado su última frase: «Tenía la vivaracha Teresa, entre la hierba / una amable mariposa que al vuelo sorprendió / y toda gozosa gritaba echada: / "la tomé, la tomé, la tomé por culo!”»; y así concluye la ceremonia.

Investidura de Matriculantes. Nótese cómo son bautizados con vino. Goliardia Bologna - Il Fittone

Menotti Cancellarius