viernes, 20 de diciembre de 2024

Escudos universitarios: tragedia y redención en los diseños / Parte 1

Un diseño debe tener dos elementos clave: belleza y utilidad. No se puede eliminar una de estas dos cosas. Si a lo que diseñamos le quitamos belleza, ¿quién lo va a comprar? y, si le quitamos la utilidad, ¿quién lo podrá usar? El asunto se complica cuando la pieza que se nos encarga es un escudo universitario que encarna el imaginario de todo un colectivo. 

Escudo en piedra que era del frontis del antiguo local del 
Colegio Mayor de San Gregorio y que actualmente está 
en el muro testero del Paraninfo de la Universidad.

Un escudo de armas, que además pertenece a una universidad antigua, trae consigo un acervo cultural que no puede manipularse imprudentemente. No solo es un isotipo o logotipo que podemos cambiar por cualquier tendencia; pues, de manejarlo mal, no solo podríamos crear una crisis en la percepción de la identidad y una alienación de los públicos, sino dañar un patrimonio cultural y hasta provocar un problema político. 

Es aquí que los diseñadores gráficos, los estrategas de marketing y los clientes deben entender qué tienen entre manos y a qué se enfrentan. Tal vez las consecuencias no sean tan apocalípticas, pero también es cierto que un equipo de marketing que no ha investigado puede perjudicar a su cliente. 

Como en nuestra Tuna hay comunicadores, vamos a observar algunos casos interesantes: el de la Universidad de Oviedo, el de la Universidad de San Martín de Porres, el de la Universidad de Bolonia, el de la Universidad de Lima y el de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Oviedo: de la dignidad arzobispal a una galleta verde

La galletita, hoy horneada
hasta la ceniza.
Uno de los casos más interesantes es el de la Universidad de Oviedo. Durante el rectorado de Juan Antonio Vázquez García (2000 - 2008) se le encargó al diseñador Manuel Estrada (pg. 20) actualizar el escudo de esta academia fundada en 1608. La composición original de este escudo se basa en las armas del fundador de la Universidad, el arzobispo Fernando Valdés de Salas. Como resulta obvio, la idea era comunicar modernización (que se entiende lideraba el rector) y adaptar el ornamentado escudo a las tendencias de diseño minimalista. Con la nueva versión se podía hacer un trabajo de branding con mayor facilidad. Era un botón reconocible para soportes de diverso tamaño y naturaleza. Cualquier diseñador entendería esto como un paso lógico, siendo un trabajo que sintetizaba lo que fue para abrir paso a lo que será. Todo iba de maravillas hasta que dejó de ir de maravillas... Y las críticas no se hicieron esperar ¿a quién se le ocurrió desechar la dignidad de las armas y capelo arzobispal que distinguieron la Universidad de Oviedo por siglos? 

El escudo apocalíptico de huesitos con hongo nuclear y
el sacrilegio añadido. Fuente: Internet.
El conflicto escaló a una interpelación pública al rector de parte del catedrático Julio Bueno durante una sesión del claustro universitario. A este problema siguió,  unos años después, un artículo crítico de 2007 en el medio La Nueva España, llamado «Valor y lenguaje de los símbolos». Por las fechas podríamos deducir que se publicó en época electoral de la Universidad. Según Bueno, centenares de universitarios habían firmado escritos para presentar su queja ante la innovación. Incluso el Defensor Universitario se había pronunciado contra la presunta violación del estatuto de la Universidad, porque el escudo era un bien cultural que fue alterado. Los críticos consideraban el cambio como una innovación que calificaban de caprichosa pues, en palabras de Julio Bueno, ni siquiera era una «adaptación del mismo desarrollada a tal efecto, respetuosa e inteligentemente, de acuerdo con la normativa vigente». 
 
Escudo con efecto degradé. Fuente: Internet 
A las burlas se le sumó la caricatura. Circulaba un dibujo hecho de huesos, cráneos y con el rótulo «Universidad de Xoanin: creando miseria en Asturias», acompañado de rectángulos más pequeños en los que se leía: «amenazas»«prepotencia»«falta de medios»«manipulación informativa», etc. Según Bueno, atrás quedaban las diplomas de miles de bachilleres, licenciados y doctores estampadas con el gran sello universitario, para reemplazarlo por una «galleta averdosada». 

Con el cambio político, llegó el cambio simbólico. El caballito de batalla en la carrera por el rectorado incluyó estar contra el isotipo de Vázquez García y, finalmente, en 2008, el nuevo rector Vicente Miguel Gotor Santamaría (2008 - 2016) eliminó la innovación para volver al escudo tradicional... O al menos a una versión de este. Sucede que el sello universitario ya había pasado de grabados antiguos a un modelo digital que exhibía las preferencias estilísticas de inicios de fines de los 90s e inicios de 2000: sombras, brillos y degradés. Debe añadirse que la tarja (la parte amarilla que parece un papel doblado) que encerraba el escudo se mantuvo consistente, incluso en la versión vejatoria del «Universidad de Xoanin». 

Actual escudo conforme al modelo estandarizado
según el estudio histórico - heráldico.
Fuente: uniovi.es 
En 2012, el diseñador Julio Lorenzo estuvo encargado de hacer lo que anteriormente parecía imposible, unificar las versiones y modernizar un escudo tradicional. Para ello, el diseñador se ayudó del estudio histórico-heráldico de Ana Quijada Espina, técnico del Área de Bienes Culturales y Patrimonio. Así se determinó que la versión del escudo a trabajar era la tallada en piedra del muro testero del Paraninfo de la Universidad. Luego se desarrolló un manual de identidad corporativa que fue presentado el 26 de marzo de 2013 por el rector Vicente Gotor y el vicerrector de Extensión Universitaria y Comunicación, Vicente Domínguez. El documento se aprobó en el Consejo de Gobierno de la Universidad de Oviedo. ¿Cuál fue el titular? Una pequeña puya política hasta el final: 
«La Universidad aprueba su identidad corporativa, que recupera la esencia del escudo de los Valdés-Salas».

Manual de Identidad Corporativa de la Universidad de Oviedo: estudio de diferentes escudos digitales. 

Dentro de poco: Parte 2.